Situación geográfica de la ciudad
Santiago de Compostela es la capital de la comunidad autónoma de Galicia y está situada en la provincia de La Coruña, en el noroeste de España. Junto al océano Atlántico, esta ciudad posee un clima oceánico marcado por temperaturas suaves a lo largo de todo el año.
Santiago de Compostela cuenta con una estación ferroviaria conocida con el nombre de Estación de Santiago de Compostela. Esta estación, la más frecuentada de Galicia, se encuentra en Calle del Hórreo, a 5 minutos a pie del Parlamento de Galicia y a unos diez minutos andando del centro histórico. Numerosos trenes garantizan la conexión habitual con ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, París, localidades portuguesas,… También dispone de trenes que realizan recorridos regionales hacia destinos como Vigo, La Coruña, Pontevedra y Villagarcía de Arosa. El interior de la estación de Santiago de Compostela es moderno y está dotado de mostradores automáticos, quioscos, cafetería, servicio de taxi,…
Antes de embarcar y disfrutar de un inolvidable viaje ferroviario de lujo para descubrir las maravillas del Norte de España, la ciudad de Santiago de Compostela merece que reserves algunas horas para visitarla. Deberías recorrer algunos lugares interesantes como la Plaza del Obradoiro, la Plaza de la Quintana, la Catedral y el Monasterio de San Martín de Pinario.
Las principales compañías que parten de la ciudad
Con salida desde Santiago de Compostela, la compañía de trenes RENFE propone itinerarios de lujo para que descubras el Norte de España desde otro punto de vista. Podrás disfrutar de momentos de puro relax en los salones dotados de amplios ventanales que te muestran una estupenda vista del paisaje que vas recorriendo. Con una capacidad para 28 pasajeros, el tren garantiza un servicio personalizado y propone a sus huéspedes Suites de lujo elegantemente decoradas. Todas las Suites son muy confortables y cuentan con salón y baño privado. Añadiendo el confort del siglo XXI, el Transcantábrico Clásico te da la oportunidad de revivir la edad de oro de los viajes en tren que tenían lugar en el siglo XX.